jueves, 19 de noviembre de 2015

¿Por dónde comenzar?



Los comienzos son siempre la parte más difícil. Una historia que ya fue… ¿dónde comenzó? El desafío de enfrentarse con un lienzo en blanco, con una hoja Romaní muda, con la primera página de un Word. Bosquejos de obras que parten de un punto que podría haber sido cualquier otro. Es la hora de decidir.

Como El Loco que salta al vacío, unx se lanza. Elige ese escenario, ese momento, esa primera impresión que le causó el sujeto como punto inicial. Y entonces, si el relato gusta, habrá llegado para quedarse. La anécdota, cual si siempre hubiera existido, queda ahí. Indefectiblemente la  repetiremos –aunque con sutiles alteraciones- a lo largo de los años, olvidándonos de lo que alguna vez fue: una historia en potencia, un cuento amorfo que logramos –con mayor o menor consciencia de ello- recortar de un cuadro mayor.

“Era la mujer más hermosa del lugar”, escuché decir a mi abuelo. Mas, la confesión verdadera llegaría años más tarde. Mi abuelo Luis le habría tratado de sacar el teléfono a alguna otra ninfa aquella misma noche en que conoció a mi abuela Rosa, más la ninfa número uno se habría negado. Rechazado en primera instancia, mi abuelo distinguió en el fondo del salón una joven distraída cual Venus mirando al vacío…unos ojos implacables en un momento de descanso y, sí, en efecto, mi abuelo se quedó “sin aliento”.

¿Cuánto más “real” u “honesto” hubiera sido el relato de haber comenzado todas las veces por este detalle ínfimo? Desconozco y, en cierto modo, no interesa. Ciertamente, los principios no son –del todo- azarosos. Luis y Rosa estuvieron casados hasta la muerte del primero (unos 43 años).


En cada esquina se asoma una historia nueva… ¿cuántas comenzarán hoy?