En
quinto año escribí una monografía acerca de la obra de Marco Denevi y de cómo
no se sabía con certeza qué pasaba en cada relato de su autoría. Partiendo de
distintos cuentos suyos (como Ceremonia secreta, e inclusive en Rosaura a las
diez), observé que Denevi siempre dejaba
abierta la puerta a varias lecturas distintas de un mismo hecho. En este
trabajo comparto yo algo en común con el autor (o, al menos, con su recurso
estilístico): supongo que no hay sólo una realidad sino que las realidades de
los seres humanos son tantas como números de humanos existen, que algunas de
ellas se solapan, pero que otras ni siquiera se tocan por tener algunxs
concepciones y miradas tan disímiles a través de las cuales observan el mundo
que lxs rodea.
Con
la salvedad de las leyes físicas -como la gravedad-, que podemos desconocer
pero nos continúan afectando a todxs, ninguna realidad o hecho es la única -ni
la única “correcta”- visión de lo que
intenta expresar.
Como
explica Derek Sivers en una charla de Tedex (la misma titulada “¿Raros o simplemente diferentes?”),
cualquiera sea la idea brillante que tengamos o escuchemos, lo opuesto también
puede ser acertado. Esto apoya mi hipótesis –acaso compartida por nuestro amigo
Marco Denevi- de que no hay sólo una lógica, ni una realidad. Si los extremos
opuestos pueden ambos acertar…¿por qué no visiones intermedias?
Sivers
compara modelos de costumbres orientales con otras occidentales. Menciona,
entre otras cosas, que los médicos en algunos países como China reciben un
sueldo cuando los pacientes están sanos, pues se considera su trabajo mantener a las personas sanas y no sacarlas de la enfermedad -como
entendemos nosotros.
Link
a la charla de Sivers, acá.
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